Qué bien entran, ¿verdad?
Son ideales para acabar una
comida y… ¡por qué no! Empezar una sobremesa.
Y si nos sale alguna de chunga… ¡y qué! Al estómago le va
a dar igual. No va a decir ni mú.
Son perfectas para ese café, ese chocolate y… ¡para ese
chupito!
Ponles tu toque personal. Van a quedar igual de ricas,
vistosas y esponjosas.
Bienvenid@s a mi cocina.
ROSQUILLAS
INGREDIENTES
·
500
gr de harina de fuerza
·
75
gr de azúcar
·
50
gr de mantequilla
·
1
cda de esencia de vainilla
·
Ralladura
de 1/2 limón
·
20
gr de levadura fresca
·
250
ml a 300 ml agua tibia
ROSQUILLAS
Como una imagen vale más que mil palabras, te dejo un vídeo para que veas como lo he hecho. Si es de tu agrado, NO olvides SUSCRIBIRTE, COMPARTIR y OPINAR.
PREPARACIÓN
1.
En
un recipiente lo bastante grande donde ya tendremos la harina vertemos el
azúcar. Rallamos ahí mismo la piel de limón y agregamos la vainilla. Vamos a
reservar esta mezcla.
2. Al agua tibia que tendremos
aguardando en un vaso, vamos a diluir la levadura. Nos ayudaremos de una
cuchara para mejor disolución. Solo utilizaremos 250cc de agua. En el caso de
que la masa nos requiera más, iremos agregando poco a poco la cantidad
restante. Dejamos reposar unos minutos para que la levadura se active.
3. Pasados unos diez minutos ya
tendremos la levadura activa. Verás que empieza a formarse una espuma encima
del agua. La vertemos toda de golpe a la masa reservada e iremos amasando hasta
conseguir una masa bien elástica lisa y suave. Este proceso puede llevarte una
media hora dependiendo de tu destreza para amasar.
4. No hace falta traspasarla a la mesa
de trabajo pero a mí me desestresa un montón trabajar la masa.
5. Una vez conseguida una buena
elasticidad, desleímos un poco la mantequilla para que este bien pomada, la
agregamos a la masa y vuelta a amasar otro poco. Ahora si tenemos que conseguir
una buena bola de masa bien lisa y suave.
6. Como ves la vuelvo al cuenco para no
tener aceite de mantequilla por toda la encimera. Es un engorro limpiarla.
7. Cuando esté ya bien integrada,
acabamos de amasarla y bolearla en la encimera. No te cortes de hacer todo este
proceso en una amasadora. De vez en cuando es bueno que te hagan todo el trabajo.
¡Qué para eso las pagamos! ¿No creéis? Hoy me apetecía amasarla a mano. Así
veis también el proceso.
Aprovecho
este momento para comentarte que si aún
no lo has hecho, te suscribas al canal y le des a la campanita. A mi me
ayuda a crear contenido y de paso,
pasamos un rato genial cocinando junt@s.
Si
te cuesta amasarla, dejala reposando unos 10 minutos con el bol encima y verás cómo
se relaja. Así podrás acabar con el amasado sin que te suponga demasiado
esfuerzo. No olvides aceitarte las manos para que no se te pegue la masa a
ellas.
8. Una vez boleada, la volvemos a
colocar en el recipiente utilizado anteriormente, tapamos con papel film o un
trapo y dejamos que leve hasta triplicar su volumen. Si quieres que vaya
rápida, ponla dentro del horno apagado. ¡Verás que rápido leva!
9. Una vez conseguido el levado,
volvamos a la mesa de trabajo, le damos un meneo para desgasificarla y vamos
cortando porciones de unos 40 grms.
10. Dejamos que se relajen unos 5
minutos. Boleamos o no, según quieras tú
y mojándonos las manos en agua o en aceite, vamos haciendo el agujero en el
centro. Hazlo un poco grandote para que no se cierre.
11. Volvemos a dejarlas en modo relax
unos 15 minutos. Evita las corrientes de aire. Dentro del horno apagado irá
genial.
12. Mientras se están relajando, vierte
abundante aceite de girasol en la sarten dónde vas a freírlos. Corta trozos de
pieles de limón e introdúcelas en el aceite. Caliéntalo a fuego bajo para que
así vayan infusionando las pieles en el aceite.
13. Cuando estén ya bien relajaditas y
vayamos a freírlas, sube la intensidad del fuego
14. Cuando coja temperatura, retiramos
las pieles del limón y empezamos a freírlas. NO DEBE ESTAR MUY CALIENTE. Así evitaremos
que se quemen por fuera y se cocerán bien por dentro.
15. No olvides darles la vuelta si no lo
hacen ellas mismas. 4 – 5 minutos por lado bastarán.
16. Retiramos y dejamos escurrir el
sobrante de aceite en papel absorbente. Y aún calentitas vamos a sumergirlas en
azúcar blanco. En casa bien azucaradas. En la tuya, tú decides.
17. ¿List@s para disfrutarlas? Contrólalas porque vuelan en un instante.
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